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Edward James, el constructor surrealista


Un personaje poco común para su época y la sociedad donde nació, en Escocia, en 1907, donde los “modales y la clase tradicionalista” de su sociedad le pedían a James que no fuera siempre tan honesto. Un día su tía le dijo con una voz muy peculiar


-Edward: “tu problema es que siempre dices la verdad y esta sociedad se construye a base de mentiras, así que no vas a encajar”, a él le parecía muy curiosa la hipócrita forma de pensar de sus mayores

Tal como se rumoraba en su pueblo, que su madre habría tenido un romance con el rey Eduardo VII y resultado de este romance se habría concebido al pequeño Edward, los rumores y las constantes visitas del rey a la casa lo dejaban claro, el nombre que la madre decidió para su hijo y el parentesco con el rey, pero la sociedad a base de mentiras mantuvo siempre que el padre legítimo de Edward era en efecto el magnate William James casado con su madre, jamás aceptarían que el rey hubiese tenido una amante y un hijo bastardo

En su juventud conoció y se enamoró de la bailarina Tilly Losh, pero el romance duró poco y se separaron cuando la bailarina lo acusó de homosexual, a lo que él respondió a la falsa denuncia acusándola de adulterio.

El joven herido se fue de Escocia para instalarse en Europa, donde comenzó su acercamiento y gusto por artistas surrealistas, como Dalí, quien para entonces aun no era reconocido, poco a poco fue metiéndose en el surrealismo y llevándolo a Escocia, aunque nunca fue bien visto por la sociedad de esta época, los tradicionalistas se empezaban a escandalizar al ver que dibujaba textura de bambús en sus columnas o que dibujaba manteles asomados de las ventanas de su casa en Monkton Escocia, pues el diseño de esta se fue saliendo de lo tradicional poco a poco y empezó a coleccionar arte surrealista sin darse cuenta, pues compraba arte a todos sus amigos, no solo para apoyarlos económicamente sino porque hallaba talento en ellos


Años más tarde viajó a México donde visitaría a su compañero Geoffrey Gilmore de Oxford donde había estudiado, quien le había hablado de un lugar en México donde florecían orquídeas silvestres


Sorprendido por la belleza del edén al que había llegado decide instalarse poco a poco, en el trayecto conoce a Martir Ramos, un hombre que lo observó y se acercó a él para pedirle trabajo, James le dijo que le gustaría también un equipo de trabajo pero que quería que todos trabajaran desnudos en la naturaleza, le preguntó a Ramos si estaría dispuesto a trabajar así, y Ramos pensó que no tenía problemas con eso, pues en México con el calor y en la naturaleza de todas formas era normal andar sin camisa.


El proyecto empezó a inspirarse por el hermoso lugar al que llegó en Xilitla San Luis Potosí México, donde Edward quizo mezclar el surrealismo con el paisaje.

fotografía: Paulina Santoyo


"como surrealista sentía que el arte debía competir con la realidad", pero en este lugar quería hacer un jardín del edén, donde todo creciera, México tenía el potencial para su ambición artística, porfin podría explayar libremente su creatividad sin limitaciones ni juicios sociales, México era el paraíso perfecto.


Viajando con su amigo Plutarco y trabajando con Ramos, además de varios maestros albañiles como Don José, se hizo de un equipo perfecto que entendía sus ideas eclécticas y aunque Edward no era arquitecto ni ingeniero, se dio a entender perfectamente asesorado por los maestros de obra huastecos.


James encontró en Xilitla el espacio más romántico y pintoresco jamás pensado en su vida, así que a lo largo de 25 años fue creando esculturas y edificaciones perdidas en la selva, algunos espacios con el objetivo de resguardar animales, otros solo para admirar el paisaje, como las torres de escalinatas en caracol que existen hoy en su jardín huasteco.

fotografía: Paulina Santoyo

Esta obra de arte finalmente llamada el “jardín surrealista “ hoy en día es visitada y admirada por miles de visitantes, al final las ideas de este hombre junto con su equipo de trabajo nos dejaron un lugar de encanto, de edificaciones surrealistas que brotan entre la selva y que en definitivo es un lugar lleno de magia y encanto.


Edward james es reconocido por esta obra en San Luis potosí México, y recordado por sus amigos como un loco simpático, lleno de imaginación, creatividad y energía para sus proyectos.

y aunque no fue arquitecto de profesión, bien se ganó la reputación de artista constructor, del maestro del surrealismo junto con sus amigos, entre los que estaban Dalí, Leonora Carrington y Remedios Varo, el toque de estos también se reflejó en el jardín.


Una joya artística que no rompe ni molesta el entorno natural, un legado que este escoces nos dejó en la huasteca potosina y que todo amante del surrealismo debe visitar alguna vez.

fotografía: Paulina Santoyo


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